En sus páginas habla a menudo de la hormona de la literatura. ¿Y eso qué es?
Sí, la Literatona. Es una especie de Testosterona literaria. Digamos que si la Testosterona regula el apetito sexual, la Literatona regula las ganas de escribir, o de follar con las palabras, que decía Francisco Umbral. Es la hormona que marca la diferencia entre los escritores de verdad y los no escritores.
Lee la entrevista completa en Ojos de Papel.
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